El señor de los libros de Culiacán: esta es su inspiradora historia

Durante 15 años, Gildardo, conocido en Culiacán como ‘el señor de los libros’, ha mantenido su negocio, que también ha sido su pasión por toda la vida

Hetza Gastélum
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En Culiacán, este hombre tiene más de 15 años siguiendo su pasión por la lectura, misma por la que también se ve preocupado, pues cada vez hay menos lectores, lo que se refleja en una baja en los libros que vende. Sin embargo, no baja la guardia y día con día abre su negocio en el Parque Revolución del municipio.

Se trata de Gildardo Velázquez, quien desde muy temprano llega al parque para vender ejemplares de todo género literario. Una de sus inspiraciones, compartió a los micrófonos de Fuerza Informativa Azteca, es su padre, quien siempre lo apoyó y que le dejó un mensaje de vida que lo ha practicado hasta la fecha.

“Yo soy lector, todavía considero que el amor a la lectura es uno de mis logros, mi amor a los libros”, expresó. “Él me decía que ‘tienes que tener amor a lo que haces, porque si no tienes ese amor hacia lo que realizas siempre serás un desocupado’”.

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Un dato interesante que contó Gildardo fue que el gusto por la lectura se adquiere con más fuerza desde pequeño, pues es algo que se da con el tiempo y es fundamental, sobre todo hoy en día que casi toda la lectura se ha vuelto virtual, y se ha dejado de lado el papel.

“Yo pienso que el padre, la madre, son el ejemplo a seguir; si el niño ve a su madre o a su padre con un libro en la mano obviamente que el niño también lo va a hacer. La lectura a veces es por imitación (...) Todavía considero que me van a faltar años para leer tantos libros que existen”.

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Fuerza Informativa Azteca

Son más de dos horas diarias las que le toma a Gildardo acomodar cada día su puesto y dejarlo listo para que este llame la atención y que las personas se acerquen. Sus clientes más frecuentes, comentó, son personas mayores, quienes por años cuentan con que estará ahí todos los días.

“Vienen gente mayor por lo regular, o sea, gente que ya sabe que estoy aquí, gente que ya me conoce de muchos años, que ya son clientes. Además, vienen jóvenes a intercambiar libros a buscar nuevos títulos, que yo no cuento con ellos”, dijo. “Duro dos horas y media, o sea, tardo más en acomodarlos que en levantarlos”.

El señor de los libros, como se le conoce, deja un mensaje para las familias y la comunidad: un llamado a que no dejen morir los libros.

“Que el libro no le falte a la gente, es como un alimento para el espíritu, un libro. Yo considero que el libro debe prevalecer por siempre”.

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