La venta de mariscos en la bahía de Altata en el municipio de Navolato es una tradición para diferentes familias, además es una de las principales fuentes de empleo en la zona.
El señor Alejandro Rubio, inició a trabajar en el mar desde los 9 años, su mamá empezó un negocio de venta de ostiones y almejas, el cual se lo heredó.
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Heredó el negocio familiar
Cuando era niño, ingresaba al fondo del mar para sacar algunas conchas las cuales se convertían en producto para la venta en el puesto de su mamá.
Ahora cuenta la travesía que realiza para poder sacar el insumo principal para su negocio.
“Empecé desde muy pequeño en el negocio de mi mamá y empecé buceando sacándole todo que es molusco, ella vendía la almeja marina. Vamos al estero, vamos y lo pescamos no es fácil, la gente dice no que está muy caro y tiene un proceso el ostión” mencionó el ostionero Alejandro Rubio.
Todos los días va al mar para poder llevar dinero a casa
Para Alejandro, el mar es donde ha encontrado su sustento, tiene que ir casi todos los días al agua para mantener a su familia.
El pequeño empresario y pescador, señala que además que es difícil conseguir sus insumos, también lo es conservarlos, ya que los moluscos bivalvos se echan a perder rápidamente.
“Muy delicados padre, el que no sepa trabajar muy delicado, un ostión perdido es malísimo, te puede llevar hasta el hospital, es malísimo, yo recomiendo comer el ostión más nuevo que pueda, recién sacado”.
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Al mal tiempo buena cara
Alejandro, señala que la venta es baja debido a que las nuevas generaciones no comen este tipo de platillos, pero está convencido de que Dios le dará la bendición y que su negocio prosperará, como cuando su madre lo trabajaba.
El ostión, calidad sinaloense que se consume más en Estados Unidos