Un posible cementerio o lugar de culto; esto se encontró en la nueva zona arqueológica de Guasave

Una nueva zona arqueológica fue descubierta en Guasave, en una isla de la bahía del Macapule; este hallazgo podría revelar el comportamiento de los antepasados sinaloenses.

Más de 5 kilómetros de costa fueron explorados por el arqueólogo mexicano Rodrigo vivero, donde ubicó piezas de cerámica, que, de acuerdo con sus características, datan del año 700 después de cristo a mil 400, cuando se asentaban las culturas cahitas y guasaves.

“Registrar estos sitios, tratar de protegerlos y tratar de entender un poco más a fondo, quienes eran las personas que vivían aquí qué tan densamente estaba poblada la región y empezar a contestar también más preguntas acerca de cómo la gente se organizaba llevar un poco más, la arqueología hacia la antropología, es hacer generar respuestas acerca de las personas y no tanto de los materiales que encontramos”, comentó Rodrigo Vivero, arqueólogo.

En estas montañas, conocidas como “concheros”, además de las piezas de barro grabadas, localizaron algunos trozos de piedra volcánica, herramientas prehispánicas sobreexpuestas y lo más sorprendente, restos humanos; lo que abre la teoría de un posible cementerio o lugar de culto.

Una de ellas es la de “Aztlán”, ceremonia que se practicaba en las culturas al sur de Sinaloa; de acuerdo con el arqueólogo, este culto consistía en sepultar los cuerpos hasta su descomposición, para después exhumar los restos y depositarlos en urnas de barro, que eran nuevamente enterradas, pero bajo las tierras de su asentamiento doméstico.

“Los materiales que tenemos en el sitio y en diferentes partes del sitio sugieren que es muy probable que haya habido aquí la tradición de urna funeraria, que es muy característica de la tradición Aztlán que está distribuida hacia al sur de Sinaloa y una parte de Nayarit también”, comentó el arqueólogo.

Además, el también antropólogo mencionó que la riqueza cultural de Guasave, también se ve influida por las etnias indígenas del norte de México; convirtiendo al municipio de Guasave en una frontera multicultural.

“También hay evidencia de que hay cremaciones, es decir, parece que la gente de aquí también tiene esta tradición de conmemorar la muerte o depositar a los muertos de esa manera que es característica de los grupos de Sonora, algunas partes del suroeste de Estados Unidos”, dijo.

Un total de siete montículos de concha se localizaron en esta zona; sin embargo, a la largo del sitio 117 y de las comunidades de la ribera del río Sinaloa, se tuvo registro de otros diez concheros más.

Esta investigación, da continuidad al trabajo realizado en 1938 de Gordon F. Ekholm y de John Carpenter en 1995, expuesto en el Museo de Historia Natural de Nueva York; que ayuda a entender cómo vivían estas poblaciones, su sistema de gobierno, alimentación, costumbres y tradiciones.

“Todos los materiales que tenemos ahí de metates, manos de metate, son piedras de molienda, básicamente son materiales que la gente utilizaba en su vida cotidiana, son al final de cuentas lo que visitamos son áreas de procesamiento de alimentos, toda la concha que vimos ahí son los lugares donde la gente procesaba estos productos y muy probablemente pues los metates los usaban para moler algún producto”.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia, detalló que la contribución de Rodrigo Vivero irá enfocada a comprender la interacción de estos grupos con otras culturas.

“Mesoamérica llegaba hasta la región de Guasave, de Guasave norte ya estaba Oasisoamérica y Aridoamérica, esta era una región de frontera, el trabajo que está realizado a Rodrigo, el arqueólogo, es para visualizar cómo se dan en este espacio de transición entre otros dos horizontes culturales, cómo se expresan”, señaló Servando Rojo, delegado del INAH en Sinaloa.

Ahora, la historia de Guasave y Sinaloa se enriquece; el INAH en Sinaloa inició labores para delimitar el sitio como zona arqueológica y estudiar a profundidad el territorio.