En la colonia Quinta Chapalita, una de las más humildes en el puerto de Mazatlán, residen cientos de personas, algunos en casas de cemento y ladrillo, otros en chozas hechas de cartón y madera.
En esa colonia, a unos metros del estero, viven un par de abuelitos con dos nietos que se volvieron sus hijos: Christofer y Génesis, de 8 y 3 años respectivamente, los cuales confesaron que este Día de Reyes, su sueño más grande es tener una bicicleta, un carrito o hasta un papalote.
– “A mí me gustaría una bicicleta, un carro o una cometa”
– ¿Una qué?
– “Una cometa”
– ¿Qué es eso?
– “Una cometa, un papalote”
Su abuelo, un hombre que se dedica a reparar abanicos, estufas y lavadoras, va por las calles ofreciendo sus servicios, y ahí es donde ha encontrado algunos juguetes rotos, y estos se los lleva a sus nietos.
Y aunque ellos nunca han estrenado una bicicleta, son felices con lo que tienen, al grado que un día encontraron un pato en el estero donde viven y lo adoptaron como mascota.
– ¿Tienes un pato?
– “Sí”
– ¿Cómo se llama?
– “Lucas. Sí es Lucas este”
– ¿Es tu mascota?
– “Sí”
Los pequeños anhelan estrenar su bicicleta, con la cual, ya tienen claro qué es lo primero que harán:
– “Para pasearme con mis amigos, con mi hermana”, dijo Christofer.
– ¿Te gustaría también que tuviera una bicicleta tu hermana?
– “Sí”.
– Oye Génesis, ¿para qué quieres la bicicleta?
– “Para ir a la calle”
– ¿Para ir a la calle a pasear?
– “Sí”
– ¿Tienes muchos amigos?
– “Sí”
Si este 6 de enero, sólo se pudiera tener una bicicleta y no dos, Christofer tiene claro para quién debería de ser:
– Si nomás hubiera una bicicleta, para ti o para tu hermana, ¿a quién se la damos?
– “A mi hermana”
– ¿Por qué?
– “Porque sí, es mi hermana”
Los pequeños esperarán pacientes junto al estero donde viven por esa bicicleta. Tienen fe y confían en que el Juguetón y los millones de personas que lo hacen posible, podrán hacer realidad su sueño.
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